miércoles, 19 de febrero de 2014

Mini bundt cakes de café, calabaza y chocolate.







          Abrí una calabaza para preparar una cazuela vegana con alubias y arroz y hubo que dar salida al resto de la cucurbitácea, y salió pasando por la "sauna", cocida al vapor para no añadir agua y dejarla suave y a la espera de receta... Me rondaba la cabeza hacer algún bizcocho o cake o pan, pero después de mucho dar vueltas por ahí decidí versionar un bizcocho de calabaza especiada (que me encanta) para ir a parar a unos mini bundt cakes y así estrenar el molde que compré el sábado, que ya no podía seguir viéndolo "quieto parao" encima de la mesa. Lo dicho, una versión que combina la dulce suavidad de la calabaza con un toque de café y el redondeo de la salsa de chocolate, sin exageraciones, casi casi decorosos estos mini bundt cakes... pero sólo casi.







Ingredientes

250 g. de harina
300 g. de azúcar moreno
400 g. de puré de calabaza
5 huevos (M)
175 ml. de aceite de oliva suave
70 ml. de café fuerte
2 cucharaditas de bicarbonato
1 pizca de sal
125 ml. de nata
200g. de chocolate negro
Azúcar glas





Prepración

Precalentamos el horno a180ºC.
Blanqueamos los huevos con el azúcar y añadimos el aceite en hilo sin dejr de batir. Añadimos la calabaza y el café y mezclamos bien. Luego tamizamos la harina con el bicarbonato y la sal  la vez que la vamos añadiendo, en tres o cuatro veces, a la crema de huevo, calabaza y café; todo sin dejar de batir.
Llenamos los moldes engrasados y ponemos al horno, unos 15 minutos -el tiempo varía un poco según el horno y el tamaño de los moldes-. Comprobamos con un palillo la cocción de nuestro pastelitos y cuando estén los sacamos del horno y los dejamos enfriar dentro del molde unos diez minutos y después sobre una rejilla hasta que estén completamente fríos.
Preparamos una salsa de chocolate calentando 125 ml. de nata de montar. Cuando esté bien caliente apartamos del fuego y le añadimos 200g. de chocolate negro (para postres) troceado. Removemos hasta que quede bien homogénea, lisa y brillante. Espolvoreamos nuestros mini bundts con azúcar glas y rellenamos el hueco central con la salsa de chocolate.

Ya sólo nos falta el sofá, música, un café y un buen libro. ¡Disfrutadlo!












lunes, 10 de febrero de 2014

Ragoût de setas




Parece que vuelve el mal tiempo, viento, lluvia, frío... es el momento de meter la ciclogénesis en la cazuela y disfrutar del ecuador del invierno con un plato bien calentito y reconfortante. La propuesta es un ragoût de setas y patatas y casi tan gratificante es prepararlo como comerlo, pues requiere una elaboración lenta que concentra y aúna aromas y suaviza las texturas.  Me tomo la licencia de llamarlo ragoût porque, aun no llevando carne, la elaboración es similar y el resultado es rotundo. Y, barriendo para casa, el consejo es acompañarlo de un buen vino del Somontano.








Ingredientes:

       1 cebolla mediana (250g.)
       40g de setas secas (al gusto, yo he utilizado 15 g. de ceps y 25 de mezcla)
       1 kg. de patatas
       1 cucharada de tomate concentrado
       Mezcla de hierbas y especias:
              1 cucharda de hierbas provenzales
              1 cucharita de mejorana
              1 cucharita de albahaca
              1 cayena pequeña molida
              1 punta de cuchillo generosa de pimentón dulce ahumado
       3/4 litro de agua hirviendo
       1/2 vasito de vino tinto
       aceite de oliva virgen
       Sal
       Pimienta negra recién molida





Preparación:

       Ponemos a remojo una media hora las setas secas en el litro de agua caliente.
       Lavamos, pelamos y troceamos las patatas como para estofado  y las rehogamos en una cazuela con un poco de aceite en el fondo y espolvoreadas con la mitad de la mezcla de hierbas y especias, a fuego medio, hasta que se doren. Añadimos la cebolla cortada en pequeñas plumas y rehogamos unos minutos más.
       Escurrimos las setas, reservamos el agua del remojo, y las añadimos a la cazuela cuando la cebolla comience a transparentar, subimos el fuego, añadimos el resto de la mezcla de hierbas y damos unas vueltas rápidas, agregamos el tomate concentrado, el medio vasito de vino y la mitad del agua de las setas. Cuando arranque a hervir, añadimos la sal, bajamos el fuego al mínimo y dejamos cocer a fuego muy lento y parcialmente tapado hasta que la patata quede muy tierna pero sin deshacerse.
       Iremos vigilando por si es necesario agregar un poco más de agua (de la del remojo de las setas), hay que conseguir que la salsa reduzca bastante pero que no se nos agarre el guiso. Justo antes de retirar la cazuela del fuego sazonaremos con la pimienta y rectificaremos de sal. Servir bien caliente.

    

miércoles, 5 de febrero de 2014

Queso fresco de cabra, hecho en casa.




Hoy ha sido un día blanco... sin nieve pero con queso. La culpa la ha tenido Marmiton.org y una receta de tartaletas de champiñones y queso fresco de cabra que me ha puesto los dientes largos y, claro, no accedo con facilidad al queso fresco de cabra (hace unas semanas que no hay en mi 'super' habitual, pero no olvido que sé hacer uno bien sencitillo y resultón así que me he puesto manos a la obra y salir ha salido, y qué rico, pero no llega para las tartaletas, ha sido devorado casi completamente en la cena, luego lo cuento, pero ahora, lo primero, la receta así mañana os ponéis todos a hacer vuestro queso.
 



La cuenta es sencilla

1l. de leche de cabra (yo de la de tetra brik)
50 ml de zumo de limón
1 pizca generosa de sal (lo de la generosidad va al gusto de cada uno)


Y el procedimiento es bien sencillo

Ponemos la leche a calentar en una cazuela, a fuego suave, y cuando comience a humear un poco o a formar burbujitas por todo el borde  apartamos del fuego y dejamos enfriar unos 20 minutos. Pasado ese tiempo le echamos el zumo de limón, removemos bien y dejamos reposar otros diez minutos.

Cuando pase el reposo volvemos a poner la cazuela al fuego, medio-suave, y dejamos calentar hasta que veamos que la leche se corta. Agregamos la pizca de sal, removemos un poco y apartamos. Volvemos a dejar un poquito en reposo, unos 5 o 10 minutos, para que se asole, y filtramos a través de una gasa doblada montada sobre un colador (podemos guardar el suero que escurre para hacer algún pan, por ejemplo).



 Cuando ya deja de escurrir cerramos la gasa y apretamos un poco con suavidad para extraer algo más de humedad y que coja consistencia y textura, podemos dejarlo con la gasa atada y sobre el colador o meterlo en un molde (con algo de peso encima para que se compacte un poco).




Dejamos reposar así un mínimo de hora y media o dos horas; si preferimos una crema de cabra para extender debemos saltarnos este último paso y guardar nuestro queso en una tarrina en la nevera. Debemos consumirlo en un par de días y guardarlo siempre en frío.



Bueno, visto lo fácil y resultón quien no tenga en casa queso fresco de cabra es porque no quiere. Por cierto, contad con que el queso resultante de un litro de leche, en este caso, ha sido de 135 gramos, así que si se quiere hacer para usarlo como ingrediente en alguna receta habrá que tener esto en cuenta. Si no, como apertivo o para completar una comida sólo hace falta echarle un poquito de imaginación y no complicarse demasiado... ¿qué tal con pimentón de la Vera y aceite de oliva del Somontano? ¿y con un pimiento de padrón y mermelada de cebolla blanca? Ya os lo digo yo ¡fantástico!