jueves, 24 de abril de 2014

Buñuelos de Amaranto y Tofu










El Amaranto es símbolo de la inmortalidad en muchas culturas precolombinas:  las flores del amaranto de cualquier especie después de cortadas duran mucho tiempo y no pierden el color, incluso adquieren un aspecto más delicado y bonito por lo cual eran utilizadas antiguamente para adornar las tumbas y simbolizaban la inmortalidad.

Flores del Amaranto



Sobre la planta del amaranto, su valor nutricional, sus propiedades y demás hay cada vez más información en la red, y además de haber experimentado un cierto auge en la cocina tiene el honor de ser el cultivo que ha puesto las "peras al cuarto" a la todopoderosa Monsanto, lo cual le hace acreedora de mayor mérito si cabe, así que al final de la entrada os dejaré unos enlaces recolectados en un paseo por tierras virtuales para que llegue a todos el acopio de sus virtudes. (Si voy encontrando novedades iré editando y añadiendo, a modo de webgrafia, por lo que agradeceré sobremanera si me hacéis llegar noticias para ir añadiéndolas)






No sé si estos buñuelos nos harán inmortales, pero sí puedo asegurar que están muy ricos y, aunque no soy de mucha fritura, de vez en cuando pueden alegrarnos una comida y sólo necesitarán de una buena ensaladan para completar la mesa.


Ingredientes:

3 tazas de agua
1 taza de amaranto
3 huevos
1,5 tazas de harina de arroz
1/2 taza de tofu picado o chafado con el tenedor
1/2 taza de perejil fresco picado
2 cucharaditas de bicarbonato 


Preparación:

Cocinar el amaranto, despues de haberlo lavado bien, en el agua sin sal hasta que esté blando: para cocer el amaranto ponemos al fuego el triple de agua que de grano, destapado, y cuando comience a hervir tapamos y dejamos a fuego suave-medio (que no se pare el hervor) durante 25 minutos, hasta que absorba todo el agua. Entonces apartamos del fuego y dejamos reposar tapado 10 minutos.
Poner a calentar abundante aceite de oliva suave en una sartén de paredes altas o en la freidora. Batir los huevos, primero las claras hasta que estén bien blancas y luego mezclarles las yemas, agragar el amaranto bien escurrido, el tofu, el perejil y la harina mezclada con el bicarbonato. Mezclar bien e ir friendo cucharadas de la mezcla en el aceite bien caliente, pero con cuidado de que no se nos queme. Dorar bien los buñuelos, escurrirlos y colocarlos sobre papel de cocina, que absorba el aceite. Servir inmediatamente, calientes, acompañados con una salsa preparada con yogur griego (unos 200 ml) al que le añadimos la cantidad de aliño de cúrcuma que nos guste, unas cuatro cucharadas soperas. Podemos esporvorearlos con alguna especia que nos guste, como curry, pimentón ahumado, pimienta, etc., pincharlos con brochetas o tenedor y untarlos en la salsa. Otra opción, para un día de esos en los que se necesita un buen suplemento sano y energétic, es servirlos para completar un plato de legumbres... quedan impresionantes rematando unas buenas lentejas encebolladas. 






Para saber mucho sobre el amaranto empieza por estos enlaces...












miércoles, 9 de abril de 2014

Galletas de canela "sinsin"



... sin gluten, sin lactosa.





Érase una vez que me dio por comprar un libro con el que poder hacer postres fáciles sin gluten, porque no tenía ninguno y a veces tengo la impresión -errónea- de que una vez pasan a papel publicado la garantía de éxito de las recetas es real, ...pero mira que soy bruta (yo creo que es la primavera que algo me altera aunque la adolescencia me queda tan lejos como la Conchinchina) voy y me lo compro después de echarle un vistazo demasiado rápido, esto es algo impropio en mí, que miro y remiro antes de pasar por caja, que trato de encontrar quién y cómo escribe sobre cocina, que ya estoy muy escarmentada, pues nada, metí la pata hasta el fondo. Y lo peor fue que no me di cuenta hasta que ocurrió el desastre, así que, como en uno de los momentos memorables de la producción cinematográfica américana, a mis sufridos lectores pongo por testigos que NUNCA volveré a comprar un libro de recetas de manera compulsiva, aunque la resolución del desaguisado sea algo tan rico como lo que fui capaz de sacar de ahí.
Resumiendo: lo que iban a ser unas deliciosas rosquillas fritas resultó ser una masa que se desintegraba en el aceite y acabó siendo, con unos apaños como Dios manda, un festín de galletas de canela que pasarán a ser anotadas para repetir y repetir y repetir. ¿Os animáis? … vamos con ellas.




Ingredientes

200 g de harina de maíz precocida
200 g de maizena
180 g de azúcar blanco
1 huevo (L)
80 ml de aceite de oliva virgen
85 ml de leche vegetal (soja, arroz o almendras)
1/2 sobre de levadura de panadería sin gluten (la de maizena, por ejemplo)
La ralladura de 1 limón pequeño
1 cucharada de canela molida


Batimos en un bol el huevo con el aceite y la leche y, cuando esté bien mezclado, añadimos el azúcar, la canela, la ralladura y la levadura. Batimos un poco más y vamos añadiendo las harinas poco a poco, removiendo con una cuchara de madera y amasando después hasta obtener una pasta fina y homogénea. Tapamos el bol y dejamos enfriar bien en la nevera un mínimo de media hora. Sacamos l bola de mas de la nevera y la colocamos entre dos papeles de horno enharinados con maizena, para poder extenderla con un rodillo hasta alcanzar un grosor de unos 5 milímetros. Volvemos a ponerla en la nevera para que se enfríe bien y resulte más fácil cortarla y manejarla.

Calentamos el horno a 175ºC. Cortamos con un cortapastas la masa extendida y bien fría y vamos colocando las glletas en la bandeja de horno cubierta con papel. Horneamos entre 15 y 20 minutos, hasta que tengas un color ligeramente dorado. Al sacarlas del horno las pasamos rápidamente a una rejilla y las dejamos ahí hasta que se enfríen. Las guardamos en un bote hermético. Se sirven espolvoreadas con azúcar glace o con una mezcla de azúcar glace y canela. Tampoco hay que descartar darles una capita de cobertura de chocolate negro -o blanco- o decorarlas con glasa... la imaginación es libre y mejorará nuestras galletas, aunque no sea necesario mejorarlas porque están riquísimas.


martes, 8 de abril de 2014

Pesto... un clásico



Para Inés (o Agnese)... feliz pesto.







Pesto, genovés para más señas, todo un clásico de la región de Liguria en particular  y del mundo de la pasta y de la cocina italiana e internacional en general. Y para ambientar la receta buscaba algo que nos pusiese en contacto con esta región costera del noroeste de Italia de la que hay muy conocidas referencias, como son la magnífica ciudad de Génova, o los espectaculares pueblitos "colgados" sobre los acantilados de Cinque Terre, o el espectacular yacimiento paleolítico de Arene Candide... esto por citar algo, pero si hay suerte y queréis hacer ya el pesto porque tenéis pasta para comer y hay algo de prisa os voy a enlazar música... a Fabrizio de André   un cantautor muy representativo de la canción italia, oriundo de esta región, para que os transporte a Liguria en el tiempo que os lleva hacer la salsa y preparar la pasta.



Preparamos los ingredientes y el mortero:


1 cucharada y media de piñones
1 ajo grande o dos pequeños
2 cucharadas de albahaca picada (ha de ser fresca, pero como hasta el verano no hay la pongo seca)
3´cucharadas de queso parmesano rallado
1/2 vaso de aceite de oliva (el del Somontano va fenomenal)
una pizca generosa de sal marina gruesa


En el mortero comenzamos majando el ajo pelado con la sal, cuando ya esté bien triturado añadimos los piñones y majamos, se hará una pasta muy densa, agregamos la albahaca picada y seguimos majando hasta que quede bien mezclada. Un pequeño esfuerzo más: agregamos el queso rallado (en polvo) y mezclamos bien, todo se hace en el mortero. Y ahora vamos añadiendo en hilo continuo el aceite, dando vueltas a todo el majado con la mano del mortero hasta que quede bien emulsionado. Y ya está. ¿sencillo verdad? . No hay que usar la batidora pues nos quedaría una salsa verde de textura homogénea y el pesto (= majado) ha de hacerse en el mortero para que cada ingrediente aporte una textura diferente, además de su sabor, claro. De verdad que creo que es una salsa que no vale la pena comprar ni hacer si no es a mano, y creo que la diferencia, a la hora de saborearla, es notable.
A partir de aquí, las variantes son numerosas, así que al final del post os iré enlazando otros "pestos" que hago. Para empezar id probando éste, que es el original.
Por cierto, ¿qué hacéis leyendo aún?, venga, todos a preparar pesto.


... y por ejemplo

Alcachofas con pesto