miércoles, 20 de noviembre de 2013

... alla Puttanesca.








¿Qué pasa cuando tienes tan "interiorizado" un sabor que se convierte en el detonante de un reflejo condicionado? Nada, todo, que disfrutas de él, que rememoras momentos, que estableces conexiones, que te recorre casi como un escalofrío y activa algo que estaba dormido.  Hoy es un sabor, mañana un sonido, quizás otro día lo sea un olor, o el tacto de algo, incluso una determinada luminosidad... si nos paramos aquí y evocamos conscientemente esos momentos tal vez descubramos que tenemos más de lo que recordamos.

La Puttanesca es una de esas salsas que me produce un reflejo condicionado: Unos maccheroni en Roma, un lampuki en Malta, unos penne rigate en París... y las pequeñas historias que los acompañan Desde luego que el lampuki maltés no era alla puttanesca, pero el resultado en la boca era el mismo. Es la combinación de salado, picante, ácido ydulce untuoso, junto al punto agrio, en casi perfecto equilibrio, lo que la hace total. La puttanesca es una de las reinas que se disputan el imperio de los sabores mediterráneos y lleva las de ganar.


Hacer hoy una puttanesca y subirla al blog es culpa de alguien así que no le hago esperar más y aquí la dejo:





      75 g. de mantequilla
      90 g. de filetes de anchoa
      3 dientes de ajo hermosos
      1,5 cucharadas de alcaparras
      225 g. de olivas negras sin hueso
      2 cucharadas de hojas de perejil fresco picadas
      600 g. de pulpa de tomate
      Dos cayenas o media guindilla roja
      Aceite de oliva
      Sal
      Pimienta




Ponemos a fuego suave, en una cazuela, la mantequilla con un par de cucharadas de aceite y sofreímos despacio los ajos muy bien picado, con cuidado de que no se quemen y escasamente se doren, añadimos los filetes de anchoa escurridos y majados en el mortero y dejamos sofreir un poco más. Agregamos las olivas groseramente troceadas (o enteras, si nos gusta más así), las alcaparras picadas bien menudas y el tomate troceado. Añadimos la guindilla picada, salpimentamos con cuidado de no pasarnos con la sal y, cuando arranque el hervor, dejamos cocer a fuego medio bajo durante 15 minutos. Nada más sacarlo del fuego echamos el perejil recién picado, removemos y servimos.

Ya sólo nos queda elegir con qué pasta nos la vamos a llevar a la boca... o tal vez se nos ocurra algo diferente para hacerle compañía.



Por cierto, yo soy vegetariana y, lógicamente, mi puttanesca es exactamente igual pero sin anchoas, si la sazonamos con sal de algas (en mi caso wakame molida, pero esto es al gusto de cada cual) el resultado es muy muy aceptable, si no tenemos algas, pues sin ellas, la dejamos sabrosita y está muy rica.


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