viernes, 7 de diciembre de 2012

Tarta de espinacas, queso y calabaza.




            Tenía que dar buena cuenta de la calabaza asada, quedó media y, por no repetir en la mesa, decidí repetir en la cocina... con mi afición por las tartas saladas tipo quiche estaba claro que iba a preparar una para la cena, además había que hacer algo completo pues nos esperaba una peli en el cine, “Amor bajo el espino blanco”, y no contábamos con tiempo para entretenernos en la mesa, así que mejor plato único.
… por cierto. La tarta buenísima y la pelicula preciosa (lástima que no fuese en versión original con subtítulos).



1 lámina de masa quebrada para cubrir un molde de tarta
media calabaza asada al horno
1 cebolla
3 dientes de ajo
1/2 kilo de espinacas cocidas bien escurridas
2 huevos
300 g. de queso de untar
sal
pimienta negra recién molida
mezcla de semillas crudas (pipas de calabaza, de girasol, almendras, nueces y avellanas trituradas)


Calentar el horno a 200º. Mientras tanto cortamos bien menuda la cebolla y la rehogamos en la sartén con un poco de aceite de oliva, a fuego medio, hasta que se ponga tranparente. Añadimos entonces los tres dientes de ajo bien picados y rehogamos un poco más, que no se doren. Agregamos las espinacas cocidas y bien escurridas y subimos el fuego, salteamos y cuando ya haya perdido bien la humedad, salpimentamos. Apartamos del fuego.
Batimos en un recipiente los dos huevos y los mezclamos bien con la mitad del queso. La otra mitad la echamos y removemos con las espinacas.
Estiramos la placa de masa quebrada para que nos cubra el molde de tarta y pinchamos el fondo con un tenedor, la cocemos en el horno 5 minutos y la sacamos para rellenarla: primero vertemos la mitad de la mezcla de huevo, encima ponemos todo el salteado de espinacas y extendemos igualándolo bien, cubrimos con la otra mitad de la mezcla de huevo y terminamos colocando un “tape” de calabaza en puré -yo lo he hecho extendiéndolo encima de un papel de horno: se hace un círculo con la pasta de calabaza y se coloca del revés sobre la tarta, despegamos el papel, ayudándonos con un cuchillo largo y fino y ya está-. Ponemos la tarta en el horno y cocemos 20 o 25 minutos (probamos con un palillo, como los bizcochos, pinchamos y si sale limpio ya está). Ahora echamos bien repartida sobre la tarta la cantidad de mezcla de semillas que nos parezca oportuna (a gustos, a mi me gusta que quede bastante cubierto porque le da un toque crujiente que me encanta) y lo metemos de nuevo en el horno, un momento, bajo el gratinador, vigilando porque se queman enseguida... y ya está, lista nuestra tarta para lucir en la mesa. Si añadimos cebolla enharinada frita, acentuamos el crujiente y casa perfectamente con el dulzor de la calabaza.
 





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