Los crespillos son una laminería muy nuestra, recuerdo que nuestra querida tía Presen nos traía todos
los años, cuando arrancaba la primavera... y eran una auténtica
delicia. Afortunadamente, como dulce de celebración, han seguido
preparándose en muchos hogares y no se han quedado medio perdidos en
los recuerdos de infancia. Pero bueno, al grano, que se me quema el
aceite. Los crespillos son nada más y nada menos que hojas tiernas
de borraja rebozadas, fritas y azucaradas, dicho así pueden no
parecer gran cosa pero están riquísimos, aunque ahora se hacen a lo
largo de la primavera, tradicionalmente, en Somontano y en Sobrarbe
se preparaban para festejar la Encarnación, el 25 de marzo, con una
más que curiosa y lucrativa intención: “para que se empreñen las
oliveras”, ahí es nada, todos al monte o a la huerta a por hojas
de borraja para ponernos tibios de crespillos y así asegurarnos una
buena cosecha de olivas que nos conformen el plato o nos lo rieguen
con el oro líquido que enriquece nuestras comidas y nuestra salud.
Por eso, por todo eso, y porque en
Barbastro lo celebramos con el “Dïa del Crespillo” (el domingo
más próximo al 25 de marzo) -prometo reportaje en el Klibanos para
el año próximo- y porque son una de las cosas que hay que probar
en esta vida (en las siguientes a saber qué nos espera) … a lo que
iba, por eso traigo aquí la receta, para que si estáis lejos del
Somontano no perdáis ocasión de probarlos y si ya además os
animáis a venir para el Día del Crespillo (para no perder la
ocasión de una comparativa jejeje) eso será el no va más.
Nunca supe cómo los preparaba tía
Presen, seguro que se bajó la receta de su querido Mediano, injustamente cubierto por las aguas del río Cinca (aunque esta es otra historia), pero cuando comencé a preguntar por la masa vi que había
diferencias ya no entre el Somontano y el Sobrarbe, sino de una casa
a otra, pero básicamente harina, huevos y líquido (leche o
cocimiento), aunque hay quien prescinde del líquido y lo deja en
huevos y harina. Tras mis pesquisas y ensayos con variados resultados
venía preparando crespillos de vez en cuando pero este año decidí
que tenía que dar con una fórmula que se convirtiese en la
definitiva de nuestra casa, reuní mis notas, consulté un par de
libros, pregunté un poco por aquí y por allá e hice un último
ensayo, me busqué algún catador extra que sumase opinión y aquí
vienen los resultados. En casa empate a dos, y un voto en blanco, la
cata extra votó por Somontano, con lo que me tocará seguir haciendo
de unos y otros, jajajaja, así todos contentos.
Los crepillos no tienen más misterio
que el lavar y dejar secar bien las hojas frescas y tiernas de
borraja, yo procuro que tengan hasta un tamaño máximo de 10 -12 cm,
dejándoles un poquito de pedúnculo para manejarlas durante el
rebozado.
Crespillos del Somontano
(para unas 35-40 hojas)
150 g de harina
75 g de azúcar
1 huevo L
leche
Azúcar para espolvorear.
Preparamos una masa batiendo el huevo
von el azúcar, mezclando sin parar de batir con la harina y
añadiendo la cantidad de leche necesaria para conseguir una pasta
bastante líquida, como una natilla clarita. Pasamos las hojas de una
en una por la masa, sacudiendo un poco para que escurran el exceso y
las ponemos a freir en una sartén honda con abundante aceite bien
cliente. Dejamos dorar por ambos lados, sacamos, escurrimos y
colocamos sobre papel de cocina que absorb bien el aceite. Después
se van colocando en una fuente o plato grande bien espolvoreados con
azúcar.
Crespillos de Sobrarbe
(para unas 35-40 hojas)
Cocimiento
una cucharada de semillas de anís
1 rama de canela
la cáscara de 1/2 limón (sólo
la piel amarilla)
la cáscara de 1/2 naranja
(sólo la piel naranja)
1/2 litro de agua
1 huevo L
150 g de harina
Azúcar para rebozar los crepillos.
Preparamos primero el cocimiento:
ponemos al fuego, en un cazo, el agua con el resto de ingredientes
del cocimiento y dejamos hervir a guego medio uns diez minutos,
apartamos y reservamos tapado hasta que esté frío o sólo
ligeramente templado. Batimos la yema del huevo por una lado, le
añadimos la harina y luego la clara batida hasta que esté blanca y
espumosa pero sin montar. Agregamos removiendo el cocimiento hasta
obtener una consistencia de masa clara y ligera. Rebozamos las hojas,
freímos en aceite bien caliente, escurrimos y pasamos por azúcar
Y ahora ya sólo queda disfrutar de
unos crepillos recién hechos... uhmmmmmmm.
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