Uno de los platos favoritos de mi
padre eran las habas a la catalana, que preparaba con auténtica
devoción y maestría, tanta que logró que me gustasen ya en mi más
tierna infancia y eso que no era yo quien hiciese fiestas por un
plato de legumbres, venía a ser todo lo contrario (creo que es un
mal que afecta a gran número de niños), pero aprendí a quererlas y
disfrutarlas. Tras las habas vinieron los garbanzos, las lentejas y
mucho mucho mucho más tarde las judías blancas; y a estas alturas
me declaro fan incondicional de cualquier legumbre y casi en
cualquier presentación con el único requerimiento de la ausencia de
producto animal en la elaboración (salvo el huevo o algún queso, si es menester).
Vuelvo a las habas y las traigo al
Klibanos en versión vegetariana para caldear un día fresco de
primavera y hacer un pequeño homenaje a mi padre, que entre otras
cosas fue un gran cocinero y me enseñó no sólo a comer sino
también a meterme en la cocina sin miedo, a valorar la cocina
tradicional, a saber ver la grandeza de lo sencillo, a descubrir y
probar nuevos ingredientes, a atreverme con determinadas
preparaciones y sobre todo a compartir todas esas cosas. Hoy he
preparado estas Habas Guisadas a partir de productos sencillos y
cercanos, algunos muy cercanos, porque quien me ató un delantal por
primera vez era tan cercano que, aunque ya no está, sigue aquí.
Bueno, pues el impulso para este guiso
de habas fue cosa de Nayma -que nos regala el paladar con unas
couscous de viernes que están de muerte fulminante-, una generosa
amiga con huerta muy productiva en cualquier temporada, que se
presentó con una bolsa de habas el fin de semana; así que después
de pasarse la mami un rato largo desgranando nos encontramos con 1
kilo de habas limpias esperando pasar a la olla, qué maravilla, hace
ya unos años que no comíamos unas habas guisadas y se nos hacía la
boca agua con sólo imaginarlas...
1 kg de habas limpias
350 g de tomates maduros
250g de cebolla
2 dientes de ajo
2 pimientos choriceros secos
Pimentón ahumado
1/2 guindilla
3/4 l de caldo de verduras
1/2 vasito de vino tinto
1 ramita de tomillo
1 hoja de laurel
Un manojito de hierbabuena o menta
Aceite de oliva virgen
Sal
1 cucharadita de fécula de maíz o de
patata (opcional)
En una olla de fondo grueso sofreímos
despacito la cebolla picada y un ajo picado menudo, cuando la
cebolla esté transparente y comience a dorarse ligeramente por los
bordes agregamos el tomate rallado (o pelado y triturado
groseramente), sofreímos dando unas vueltas para que se pierda el
exceso de agua del tomate y cuando ya suene a que se está friendo
incorporamos el otro ajo majado y una cucharadita de pimentón
ahumado, la guindilla picada y, después de remover rápidamente para
que no se nos queme, añadimos el vino, las habas, lo dos pimientos choriceros troceados menudos, revolvemos bien,
echamos el tomillo y el laurel y cubrimos con el caldo de verduras,
llevamos a ebullición, sazonamos, y dejamos cocer a fuego muy suave
hasta que estén tiernas. Casi al final de la cocción probamos la
salsa, rectificamos de sal si es necesario y echamos la hierbabuena
picada. Si no nos gusta clarito, podemos ligar el guiso disolviendo
una cucharadita de fécula de maíz o de patata en un poquito de agua
e incorporándolo removiendo bien pero con delicadeza.
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