... qué decir de la convocatoria de
“Bake the World” para este mes, ¡Pizza! No podía creerlo, en
casa tenemos instalada la festividad de San Viernes Pizzero y de vez
en cuando, durante esos días en los que por el motivo que sea los
horarios no apuran, la pizza se hace en casa, toda ella, desde la
masa hasta las recreaciones o creaciones... durante el verano lo
tenemos fácil porque la huerta de Barbastro es generosa y “sabrosa”,
en otras temporadas nos lanzamos más a quesos, setas, … y hemos
conseguido una pequeña lista de especialidades de la casa que no
están nada mal. Cierto es que solemos hacer una masa ligeramente
gruesa de miga esponjosa y bien aderezada, en formato rectangular XXL
(bandeja de horno, a medida), pero de vez en cuando una masa fina y
crujiente es un lujo que nos permitimos por aquello de variar,
aunque cuesta más trabajo porque la primera la amasamos con la
panificadora y la segunda la trabajamos a mano y con devoción.
Así que el reto del mes nos animó a
buscar algo nuevo, de casa pero un poco diferente a lo que solemos
preparar cuando decidimos enharinarnos para pizzear: lo primero fue
decidir que iba a ser masa fina y crujiente y lo segundo un “relleno”
ligero pero sabroso, para poder hacer de ella un plato de fiesta de
primavera. Y con las vacaciones de Semana Santa tenía tiempo de
atarme el delantal y disfrutar de los tiempos de elaboración... esos
tiempos en los que la cabeza va un poquito más allá del mero
seguimiento de una receta. El resultado fue una pizza fina, sabrosa
y estilosamente plástica.
Y
podemos hacerla en versión mini para abrir boca (son las de las
primeras fotos) o en versión plato único y ensalada , que es la que os
pongo en la receta (última foto de pizza a la que si me descuido no hago
foto porque estaba irresistible)
Nota: Tres de los ingredientes del relleno de la pizza pueden ser caseros, con lo que nuestro plato gana en valor y amor (además de salud) el queso fresco de cabra, el pesto y las aceitunas de Aragón
Nota: Tres de los ingredientes del relleno de la pizza pueden ser caseros, con lo que nuestro plato gana en valor y amor (además de salud) el queso fresco de cabra, el pesto y las aceitunas de Aragón
Ingredientes
Para la masa
1/2 kg de harina
1/2 kg de harina de fuerza
1/2 l de agua
60 g de levadura fresca
50 ml de agua tibia
50 ml de aceite de oliva virgen
20 g de sal
Para el relleno
6 alcachofas con tallo (o sin él)
10 cucharadas de tomate concentrado
3 quesos frescos de cabra caseros
3 bolas de mozarella
aceitunas de Aragón
Sal maldon
Pesto
Diluir en unos 50 ml de agua
ligeramente tibia la levadura y echarla sobre la harina que tendremos preparada y mezclada en un bol grande. Mezclamos con la mano y
añadimos el medio litro de agua, mezclamos bien durante cinco
minutos, agregamos la sal, amasamos siete minutos más; añadimos el
aceite y seguimos amasando durante otros siete minutos. Ha de quedar
una masa bien ligada, homogénea y lisa, si no sucede así podemos
añadir unos 50 ml más de agua. Dejamos reposar la masa en la nevera
una horas, un minimo de cuatro y un máximo de 24 (la dejo 24 horas), bien tapada con
film plástico de cocina para que no se seque, pero que le permita
crecer. Hay que sacarla del frío una hora antes del momento de
continuar con la preparación para poder trabajarla mejor.
Ahora, ya con la masa reposada y de
nuevo atemperada, encendemos el horno y lo calentamos a 220º,
dejando dentro la placa en la que vamos a cocer las pizzas.
Limpiamos las alcachofas, eliminando
las hojas exteriores duras y las cortamos longitudinalmente en
láminas de unos 5 milímetros, las reservamos en un bol con agua
fria y zumo de limón. Cortamos en rodajas las bolas de mozzarella y
desmenuzamos el queso de cabra fresco con un tenedor.
Dividimos la masa en 8 o 10 bolas y las
estiramos a mano, con delicadeza y decisión, nos costará un poco
porque la masa es muy elástica y tiende a volver a su boluda forma,
pero al final ganamos nosotros, las vamos poniendo cada una sobre un
cuadrado de papel de horno.
Sobre
la masa estirada, con un pincel
de cocina, damos unos brochazos cargados de tomate concentrado,
ponemos encima unas rodajas finas de mozarella y, sobre ellas
repartimos láminas de alcachofa (tres o cuatro por pizza),
repartimos el queso de cabra, unas aceitunas de Aragón, rociamos con un
hilo de aceite y "salpicamos" unas escamas de sal maldon o, en su
defecto, sal gruesa.
.
Pasamos las pizzas a la placa que
tenemos en el interior del horno (de dos en dos, porque en la placa
no caben más) y horneamos unos 10 o 15 minutos. Al sacarlas
aderezamos con el pesto, repartiendo con generosidad sobre las
alcachofas y el queso. Mantenemos calientes hasta que tengamos
preparadas las restantes. O bien las partimos y vamos comiendo a la
vez que horneamos, eso ya depende de las ganas que tengamos de andar
levantándonos de la mesa.
Yo no he cocinado antes las alcachofas
porque me gustan un poco crujientes y que las puntas se tuesten, pero
se pueden hacer un poquito en la sartén o plancha, con un poco de
aceite si gustan más cocidas.
Resulta una pizza diferente por ligera
y sabrosa... y, si no tenéis problema con el ajo, sed generosos con
el pesto.
Esta es parte de nuestra primavera... por fin dejamos el balcón abierto un ratito y ya hay quien aprovecha para tomar el sol.
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