miércoles, 7 de mayo de 2014

Ensalada de Garbanzos, queso Feta y Remolacha... entre otras cosas.

         






      Ya sé que es un poco tarde, que las doce y pico de la noche no son horas, pero tenía la imperiosa necesidad de subir al Klibanos una ensalada, que el calor se nos ha presentado como de golpe (no sé cuánto durará) pero aún hay que hacerse con una buena dosis de energía para combatir la astenia primaveral que todavía nos acompaña, o para aguantar el tirón de fin de curso, o para simplemente alimentarnos bien sin sumar calorías vacías... vamos, una ensalada completa que pueda funcionar como plato único bien rematado con un antes o un después de fruta (por ejemplo, y en el orden que a cada cual convenga), y tal vez guarnecido con alguna tostadita de buen pan, cortado en rodaja fina y frotada ligeramente con ajo, espolvoreada con una pizca de sal y un generoso hilo de buen aceite, por sugerir algo más si creemos necesario reforzar nuestro menú.


Es realmente sencilla y rápida de preparar así que no hay que dudar y a por ella...




Ingredientes:

500 g de garbanzos hervidos
1 cebolla morada
1 pimiento verde
1/2 pepino
1 remolacha
2 cucharadas de aceitunas de Aragón
Unas ramitas de perejil
150 g de Queso feta
1 yogur bio, o uno griego
Aceite de oliva virgen
1 chucharada de cúrcuma
1 cucharadita de pimienta molida
sal




Preparación:

En una ensaladera colocamos la remolacha cocida, pelada y escurrida, y cortada en cubos de 1 cm, la cebolla en medias plumas finas, el pepino bien lavado, groseramente pelado, despepitado y cortado a dados de 1 cm de lado, el pimiento también troceado en cuadros y el queso feta troceado groseramente y desmenuzado los garbanzos hervidos y escurridos a temperatura ambiente, y las aceitunas. Salpimentamos un poco y reservamos en la nevera sin mezclar.

En un bol ponemos el yogur, la cúrcuma la sal y la pimienta y vamos removiendo con el batidor de varillas a la vez que vertemos el aceite en hilo fino y constante para que quede bien emulsionado. Reservamos en la nevera.

En el momento de servir vertemos la salsa de manera que nos quede bastante bien repartida sobre la ensalada y con una espátula o cuchara ancha removemos con delicadeza y decisión, en distintas direcciones, para que se mezcle en el menor tiempo posible (y para evitar que la remolacha tiña la ensalada y la deje completamente rosa). Emplatamos y terminamos con una ramita de perejil o espolvoreando con el perejil bien picado. 


¡ Buen provecho !


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